sábado, 7 de abril de 2007

Nuestro tiempo

08 de Marzo de 2007

Nuestro tiempo

La sociedad actual se encuentra existiendo en una realidad que le aqueja constantemente, pero ¿ acaso las personas nos hemos puesto a reflexionar a cerca del naufragio de nuestra vida ? Puedo hacer una conjetura general: No.

La buena fe, la inercia de las costumbres, como se le quiera llamar, es el flujo del río por el cual estamos siendo arrastrados, y no hemos tenido la sutileza de ver más que eso:la corriente que nos hace suyos de un modo perenne, indefinido.
El dominio capitalista de nuestros días nos dice, de manera directa o indirecta, qué consumir, cómo consumir, a dónde ir. Ciertamente se nos muestran opciones, pero esa gama relativa es impuesta y trabajada por un pequeño sector, que día tras día usa mecanismos psíquicos, mercadotécnicos, tecnológicos para hacernos creer que el libre albedrío es inherente a la especie humana, en cualquier nación del mundo, y por lo tanto cada uno tiene la " libertad ", ya sea de elegir cenar en Mc Donalds o tomar café en algún Starbucks.
Se piensa que como se construyen bibliotecas, la cultura está al alcance de todos, que las empresas siguen generando empleos, que hay mayores oportunidades para todos. ¿ Entonces, cuál es el problema que le aqueja a la sociedad de nuestros días ? ¿ Cuál es el gran problema de nuestro tiempo, de jóvenes y viejos ?
La vida en nuestros días es tan " libre " que cada quien ha optado por tomar " el camino que mejor le parezca ", y esto ha provocado una disgregación en todos los aspectos.
Hoy en día un joven estudiante de una preparatoria convencional, lleva los libros a las aulas y sólo ahí se preocupa de su formación, porque camino de regreso al hogar, está deseoso de salir de su mundo para enfrascarse en el suyo, por medio de un mp3. ¿ Por qué ? Tal vez su vida, la vida que tiene ante sus ojos es tan deplorable que decide sumergirse en si mismo, sin conocer la realidad que se le presenta, porque al ver esa realidad ( representémosla como una puerta que forma parte de un pequeño cuarto vacío en el que se encuentra nuestro jovenzuelo en desgracia ) , intuye, sabe que su misma natura humana le invitará, le dictará que la abra, para ver qué hay fuera del cuarto. Imaginemos que la abre y asoma la cabeza por tres segundos. Esos mismos tres segundos le bastaron paran echar un vistazo sobre lo que hay allá afuera. Ahora bien, lo que ve, ¿ le agrada o no le agrada, se siente inseguro o seguro, se atreverá a cruzar del otro lado de la puerta y explorar lo que su conciencia le manda que debe explorar ?

He ahí el punto. ¿ Qué capacidad tienen las personas para afrontar el mundo tal cual es ? Para vivir dentro de una decepción, y aún así, aprender a vivir feliz en su decepción, porque la misma ya no será una decepción, sino que le será dada una revelación, la realidad tal cual es, el descubrimiento último que puede alcanzar un ser humano. Saber cómo está constituido el mundo, y alcanzar la certeza anhelada a través de la seguridad con la que él mismo va a revestir sus actos, sus movimientos, sus palabras. Nótese que no estoy hablando de automatismo ni de frialdad. Un hombre puede seguir siendo cálido en esta realidad de la que yo hablo, puede y debe seguir siendo un ser gregario, pues la misma comprensión de la realidad le hará salir del bache en el que se encuentra, y no empeñarse en la crueldad de la vida como tal. Conocerá, y por eso el mismo se tendrá afecto a sí mismo, pues se dará cuenta de que todo se circunscribe a eso, al amor.

El amor que se da, que se tiene, por sí mismo, el Amor per se, no un amor nacido de la idea romántica de cupido, ni para con Dios, sino del prójimo para el prójimo, del ser humano para el ser humano. El amor en su forma más pura.

A juicio mío, esta es la situación que mejor describe lo que yo llamo " Nuestro Tiempo ".


Jesús Huerta S.



" La ilustración del siglo XXI "

Emociones II

11 de Enero de 2007

Emociones II

Muchas veces llega a parecer extraño como después de tantas experiencias, después de tantos sentimientos y después de tanto torbellino de pensamientos que pasan por tu mente, de repente te das cuenta de que eres tu sólo y nadie más, el que se tiene a si mismo. No es que esté quejándome de mi soledad progresiva, sino que siento el deseo de compartir mi vida solitaria, junto con alguien más.

Ahora que se ha ido la mujer que yo amaba, en mis ratos libres procuro no sentirme nostálgico, cosa que muy pocas veces logro, el simple hecho de saber que algún día la podría ver, que algún día podría abrazarla y escuchar su voz, era para mi un gran estímulo que llegó cuando para mi no tenía la vida otro relieve que no fuera el académico; llegó justamente en un momento de transición, crucial en la vida de todo ser humano, pero fundamentalmente de la mía.

Siempre estuve emparentado con las emociones humanas, los sentimientos de las demás personas antes de conocerla a ella, pero en aquel entonces mi idea de un sentimiento era tan limitada y no tenía grado de comparación esa vaguedad imaginativa, respecto de lo que se puede vivir en carne propia.

Este día,a la vez que siento la necesidad de poder dar a alguien todo lo que en mi hay, existe un acrecentamiento de la necesidad de soledad; son dos sentimientos que se contradicen, pero así es, así están coexistiendo, y no puedo negarlos ni reprimirlos.

Hoy debo aceptar que estoy triste, los recuerdos bombardean mi mente, ahora no vivo más que de ellos.
Creo que ahora se debe encontrar otra ilusión una razón más para la cual estar despiertos, por la cual soñar y salir adelante.
" El hombre que no vive para servir, no sirve para vivir ", en estos momentos es cuando más puedo vislumbrar el significado de esa frase, es ahora cuando me percato totalmente de la necesidad que tienen ,los seres humanos de dar, cuando está en sus manos, lo que les nazca.

Hoy estoy triste, no hay por qué negarlo, la vida se ve tan diferente, la gente indiferente, no me place congeniar, al menos por hoy, con nadie más. Un mundo cada vez más indiferente, rezagado, es mi mundo, vivo aquí.
Los recuerdos me entristecen, pero me hacen valorar.

Emociones

08 de Enero, 2007

Emociones

Hace días que no escribía nada para mi espacio, y ahora, el sentimiento que me mueve es particularmente negativo.Negativo en el sentido que desde hace varios días unos rostros de depresión y pesimismo envuelven el entorno en el que me aislo, de tal manera que ese apartamiento general, resulta a su vez en un tipo de reclusión mucho más opresiva, ya que un tipo de reclusión parcial en el que yo decido abandonarme, me resulta increíblemente fastidioso, por lo poco habitables de las circunstancias.
Estoy harto de problemas filosóficos, del aprendizaje de la lógica, de los acontecimientos históricos, de personas que no se ayudan a sí mismas, estoy cansado de divagaciones insustanciales, de la cobardía, del miedo latente de las personas.
He tratado de dar lo mejor de mi en mi vida diaria, he tratado de impulsar, de ayudar, de rectificar mis errores, y después de tanto esfuerzo, de tanta fatiga me encuentro con que al hombre con el que trato no se estima, no ha captado lo que debería captar, la misma gente no se ayuda.

Ante este escenario me enfrento y decido optar por vivir mi vida, haciendo lo mejor que pueda, y en la medida en que la sociedad me lo permita, en la medida que una joven embarazada me deje apoyarle; más no puedo hacer. No quiero convertirme en un espectador de realidades depresivas que termine convirtiendo su vida en un círculo vicioso de tristeza e impotencia.

Estoy próximo a cumplir los veinte años. Mi vida entera ha sido una curiosidad inmensa, encaminada siempre hacia el bienestar de los que me rodean, como todo humano he tenido caídas y defectos. Todos tenemos miedo; yo alguna vez lo tuve, pero la hazaña de un hombre consiste en tener la voluntad y el atrevimiento para surcar ese mar de inseguridades y peligros que es la vida, batirse entre las olas de sus desigualdades y de sus injusticias, saber en donde anclar cuando la corriente intempestiva de la " masa " amenaza tu navío de independencia.

Cualquiera pensaría que esta convicción es la que siguen todos, cualquier persona que tenga un mínimo de raciocinio diría que estas palabras son ociosas, que todos somos idealistas en ese plano.La diferencia estriba en que para convencerte de algo primero tienes que haber conocido las implicaciones que esa manera de pensar contrae. El conocimiento es lo único que puede salvar al hombre de los demás hombres y muy en especialmente del potencial peligro de auto destruirse ellos mismos. Yo he llegado a esa conclusión porque mientras otros pensaban solo en cumplir requisitos escolares, laborales, obligaciones de cualquier tipo, opté por zambullirme en la totalidad del mundo que me rodea, y aprendido eso, tendría más solidez en mi manera de pensar.Ahora que he emergido de las profundidades de ese remolino vertiginoso de pasiones, de emociones y de sabiduría, me veo a mí mismo como un ser que tiene una gran responsabilidad, al tener que ser consecuente con su manera de pensar y de mantener la fe en sí mismo, que eso y no otra cosa, es lo que me ha sacado adelante.
La irrestricta fe que yo me tengo es la que me proveerá de voluntad para hacer de mi entorno el lugar que yo pretendo que sea, para bienestar de los seres queridos que en el habitan, y aún cuando se me pueda ver recluido o apartado, en mi mente quedará muy claro que no opté por encerrarme en mí por miedo a lo demás, sino que mi encierro es la decisión a la que llego después de conocer el exterior, y por consiguiente, en el momento en el que yo desee por gusto o por necesidad salir a él, mi óptica será la de un humanista ante todo, conociendo la situación del individuo en sí y cooperando por una causa, individual y común.

El bien y el mal no es una simple dicotomía, no es un maniqueísmo, los valores no son universales no objetivos. Ahora que tengo sobre mi mano esa teoría, ha llegado el momento de poner en práctica lo que la disciplina más humana de todas, la filosofía, me ha mostrado.
Tal vez sea una especia de ermitaño urbano o actual; más bien ya no entraría ese concepto en lo que quiero dar a explicar; soy una persona que sabe cómo estar solo, y creo que la persona que aprende eso, tiene mas posibilidades de saber cómo estar con los demás.
Me gusta platicar con las personas, en cierta medida, me gusta regalar flores a una mujer, me gusta hacerla reír y ver la expresión en su rostro, al menos sé que le estoy poniendo algo de humor al mundo, que conozco la situación en que vivimos, y ante eso, trato de tener un humor ácido y sarcástico, pero a final de cuentas saludable.

Cuando las personas ven mi rostro, estando a solas, piensan que soy depresivo o melancólico. Ciertamente alguna vez sucumbí ante el pesimismo y la tristeza, y ahora que los superé, no soy estúpidamente feliz,; yo trato de hacer que mi realidad sea lo más agradable que se pueda.Sé que de hecho no hay muchas esperanzas, pero no me tiro ni me deprimo. Al acercarse las personas, ven en mi a alguien con un buen sentido del humor, fino, diría yo, por comentarios que se me han hecho, pero no se terminan de convencer y terminan por definir mi " rareza ".

Es el inicio de una etapa emocionante y prometedora, algo que estoy ansioso por vivir; haciendo muchas cosas que solía hacer, pero incorporando otras nuevas, sólo yo puedo comprender bien mi noción de la vida, la que yo he considerado, sin aplastar a otros, y procurando alzar a los demás.

Seré sincero conmigo. Estas líneas no pudieron expresar ni la mitad de lo que siento, no pudieron plasmar la totalidad y rigurosidad de mi pensamiento, pero al menos he calmado las ansias que tenía de desahogar mi inquietud.

Darkness Soul

27 diciembre, 2006

Darkness Soul

Si bien las circunstancias que hacen que un joven se convierta en algo totalmente diferente de lo que debiera ser son extremas, todo mundo puede comprender el dolor de la pérdida, la indignación ante la injusticia, y la necesidad de una salida a través de la que dar rienda suelta a la ira, la culpa y el remordimiento para convertir las emociones negativas en acciones positivas.

Darkness Soul

Abominable

12 diciembre, 2006

Abominable

La abominación de la que pueden ser capaces los hombres civilizados -cabría que aclarar que estoy considerando civilizado a un individuo que tiene una interacción con un conjunto de personas, abrigados en el amparo de instituciones, medios, convencionalismos sociales, etc- ha resultado para los pocos hombres de intelecto agudo y percepción analítica, un enigmático comportamiento involutivo que para desgracia de ellos, termina convirtiéndose en un elemento sobremanera perjudicial en sus vidas cuando hemos tenido la desventura de toparnos con un ser de tal naturaleza en el transcurso de nuestras vidas. Como he dicho, ésta afección provocada por el salvajismo de algunos hombres termina haciendo mella en la conciencia del hombre receptivo, el pensante, que está pendiente de su entorno, el hombre que siempre está conciente del estancamiento inevitable de los demás, y por esa misma razón, se sensibiliza más que los que lo rodean. En primera instancia, la perturbación provocada por el salvaje del siglo XXI al hombre sensibilizado trae consigo el aborrecimiento del segundo por el primero, pero con ese aborrecimiento nacen las perturbaciones, la desesperación de no poder comprender las abominaciones existentes en su medio, encarnadas en ese hombre atávico y de comportamientos sociales rudimentarios, que proceden tanto de una causa externa como de factores endógenos, internos, y que al combinarse dan lugar a un grotesco humanoide.
Comentado lo anterior, doy paso a la narración de los hechos en que me he visto inmerso desde hace algún tiempo atrás, cuyas estremecedoras consecuencias han constreñido a mi espíritu a encontrar una manera de enfrentarme con la fatalidad que se cernía sobre mi, y ahora que he recuperado la lucidez que se volatilizó debido a estos mortificantes sucesos, me es posible volver la vista hacia atrás e iluminar los atisbos de oscuridad que se hacían manifiestos en mis ensueños o en difuminados recuerdos confusos. . . . .

Frecuentemente se suele escuhar de diversos autores que la escritura resulta terapéutico en ciertos casos, incluso hay algunos que se han atrevido a decir que se escribe para no morir.
Esta vez me atrevo a ratificar este pensamiento, y a sumarme al grupo de individuos que han optado por la escritura como un medio catártico para liberarse de alguna enfermedad o de algún recuerdo por demás desagradable, que puede alcanzar el estado de trauma, si es que nosostros lo permitimos. A través del tiempo y con la fuerza de voluntad he podido liberarme de estos fantasmas que me tenían tan apesadumbrado conmigo mismo, y a base de esfuerzo los he eliminado.
Es por ello que he decidido no concluir el relato que antecede a ésta explicación, ya que de otro modo, me sumergiría en un capítulo que doy por cerrado, ya que los medios por los cuáles al fin he podido combatirlo, los considero colectivos, pero parte fundamental fue el comienzo de la escritura de una narración en la que habría de plasmar toda una serie de sucesos mortificantes para mi, y considerablemente atroces para todo sujeto que se jacte de considerarse humano y con un abánico de valores éticos, los cuales nos sirven día a día para emprender la vida en sociedad con nuestro prójimo.
No me ha parecido ético dilucidar ciertas verdades y destapar algunas personalidades existentes en la realidad, puesto que considero que, si bien, tendría la necesidad de advertir sobre ellas, no es el medio idóneo para hacerlo.
Prefiero hacerlo de manera más explosiva, de modo que pueda cumplir mi objetivo de no dejar que nunca más estos individuos vuelvan a lastimar física ni moralmente a nadie.




J. H. S.

Un poco de Desolación

Un poco de Desolación

El agua resplandece a través del cristal del vaso que descansa sobre la mesa de mi viejo comedor, las pupilas de mis ojos atrapan el reflejo azuloso de la imagen y mi mente evoca el recuerdo del frescor de la calle solitaria, aquella calle en que paseábamos al bajar del transporte todos los días de regreso de la casa del abuelo, esas tardes en que para mi el mundo se acababa cuando caminaba sobre el limpio concreto que de vez en vez presentaba irregularidades o ligeros baches que tenía que esquivar con mis delgadas piernas y, creo recordar, todavía tomado de la mano de mi madre, yo con pueril algarabia me sentía andando por los elíseos, el tiempo se suspendía y no anhelaba ni pensaba en otra cosa, porque mi existencia se centraba en la mística de esa calle de casitas de colores vivarachos y de formas divertidas.
Si, me divertía al pensar en la alegría de las señoras y los señores que habitaban esas casitas en esa calle, recuerdo haber pensado que viviendo en un lugar así, la vida sería gozosa y muy feliz.

Un estruendo interrumpe mi nostalgia cuando veo caer por accidente el vaso y romperse en tantos pedazos como los que mi ojo puede alcanzar a contabilizar. El azul de mis ojos se decolora infamemente y el recuerdo de mi mente también pierde su color, se destiñe como las palabras de un libro que ha sido hojeado un millón de veces.
El texto va perdiendo nitidez, las páginas adquieren un color amarillento debido a la humedad, empiezan por arrugarse y acaban por romperse, hasta que finalmente muere deshojado, mutilado.
En seguida se apodera de mi una angustiosa idea que llega de repente como por efecto de un temor inminente, aunque nada tangible.
Me pongo en pie aventando hacia atrás la silla en la que estoy sentado, subo a mi recámara por algo para cubrirme del frío, que me he dado cuenta, no es tanto por la inclemencia del clima, sino por el miedo provocado de la idea que me ha movido a precipitarme hacia el lugar tan protegido en mis recuerdos.

Tomo el transporte en la esquina de la avenida principal, no veo nada que no viera antes, gente absorta en sus problemas, el sudor de la frente indica la extenuante jornada de trabajo en algún almacén del monstruoso complejo comercial por todos conocido, o en alguna compañía o unidad fabril ubicada no muy lejos de la zona, madres de familia ayudando a sus pequeños de uniforme de cuadrículas a cargar esas mochilas que parecen a punto de reventar por los cuadernos y libros que están obligados a cargar, como cuando yo era niño y llegaba a la casa de mis abuelos con ganas de enfrentar a mis muñecos en el lavadero, esperando a que el sol se retirara y la tarde ensombreciera el zaguán por el que todos los días, en punto de las seis, minutos más, minutos menos, entraba la figura que me llevaría de vuelta a aquella calle de color gris limpio, tan limpio como el gris de mi preciada tarde.

Cuatro cincuenta de pasaje. - cómo han subido las cosas - Mi mirada es de desencanto. Mi calle ya no es como era.Parece tan carente de ese toque mágico que yo recordaba, la gente que camina sobre ella ha perdido su chispeante humor.
Una calle que no es ni la sombra de lo que era antes: hundimientos, baches, paredes pintarrajeadas. Me pregunto cuántas almas estarán así, si este es el reflejo de esas almas que crecieron mientras yo me he ído, si esta es la desolación que ha provocado mi olvido.


Corazón Llameante

A punto de cruzar

25 noviembre

A punto de cruzar

A punto de cruzar por el umbral principal, espero que ésta salida que hoy haré a un tipo de círculo social diferente de los que frecuento normalmente, pero no por ello desconocido para mi, sino al contrario, bastante conocido y observado, medido y a sabiendas del tipo de movimientos algunas veces serpenteantes con que se debe uno conducir, me sea ya si no fratificante, si provechoso para la consecución de algunas cosas pensadas, o en vísperas de su realización.
Conciente también de la etiqueta, cortesías y demás ritualismo con que una persona se debe mostrar me he cuidado de no sucumbir a la adulación pero tampoco emparedarme en la sumisión; éstas mórbidas bifurcaciones del carácter que tantas veces vuelven al que padece de ellas, objeto de atropellos o denigrantes comportamientos.
En fin, todo un arte éste de querer caer bien en la primera impresión, de romper el hielo de manera suave y amena. En el mundo muchos hay quienes practican constantemente el "mascareo", que de tantos rostros que se han puesto, no recuerdan sus facciones, ni su risa, ni su llanto genuino, se extraviaron en disfraces, se perdieron y murieron, pero queda la duda de si alguna vez existieron.
¿ Puede desaparecer algo que nunca ha existido ? O quizá nunca hubo distinción, siempre fueron lo mismo, sólo un molde y nada más que vacío.

Mi fortuna es que no necesito una máscara, porque yo mismo soy máscaras, todas encarnadas por mi sin necesidad de actuación.
No he dejado de existir, tengo conciencia y no me he perdido, pues mi camino lo sigo andando.

A punto de salir al fogueo, a un encuentro conmigo mismo, me pierdo entre mis líneas escribiendo, para no perderme afuera viviendo.




Corazón Llameante

Mi Introducción

17 noviembre

Mi Introducción

Esta breve introducción a un trabajo escolar de Derecho Romano acerca la la obra " La República " del jurista romano Cicerón fue escrita en poco más de 15 minutos, cosa que a mi mismo me sorprendió, puesto que creo que es la primera vez que redacto algo de este grado de complejidad en tan poco tiempo. Sobre todo me llamó la atención el hecho de que cuando me puse a pisar las teclas, las ideas empezaron a salir con una libertad impresionante, cuando menos lo esperé ya tenía escrito la mitad.
Suficiente tengo con publicarlo y dejar que el siempre generoso lector que se tome un poco de su tiempo, sea quien lo juzgue.
BREVE INTRODUCCIÓN
Al finalizar la redacción del presente ensayo, he considerado hacer una breve explicación de mis razones por las cuales he incorporado al mismo y en diferentes partes su cuerpo, breves semblanzas de la vida de Cicerón, y de la importancia que el contexto histórico y económico que se combinaron para que surgiera en el jurista romano la motivación de plasmar su idea sobre su teoría del estado, tal y como el lo concebía.
La palabra Helade significa en griego “Grecia”, y la palabra Panhelènico quiero decir “ Toda Grecia “. Partiendo de esta etimología, deseo expresar mi inquietud por la aglomeración de elementos naturales y sociales que el derecho de una época tiene que tomar en cuenta para poder estructurarse y ramificarse debidamente, pues recordemos que las disposiciones jurídicas tienen como fin fundamental regular la vida de los hombres, y para ello se requiere forzosamente tener un conocimiento cabal de todo el entorno que rodea y afecta potencialmente a éste.
Quiero establecer una comparación entre la civitas romana y la polis griega, dado que esta homología tiene rasgos característicos muy parecidos entre la una y la otra. Ahora bien, si tomamos en cuenta que el derecho regirá todos los aspectos de la vida del hombre, quien se sujetará a ellos para normar su comportamiento ( recordemos a Rousseau ) es menester que nuestra ciencia se vea de manera totalitaria, vislumbrando los aspectos económicos, ecológicos, sociológicos y psicológicos para que la ley de la materia en que se pretende legislar o teorizar tenga un respaldo de hecho con nuestra verdadera realidad existencial.
Dado que el tiempo del que dispongo para redactar esta breve introducción es en extremo escaso y no fue planeado desde el principio, sino hasta el mero día de la entrega del trabajo, el único ejemplo que se me ocurre es el que hace algunos meses tuvo un impacto generalizado en Francia, con la Ley del nuevo empleo, con la cual se pretendía contratar jóvenes para que trabajaran por el tiempo de dos años, y cuando este se agotara, el patrón podía decidir si los seguía contratando o no, lo que daba pie a una incertidumbre laboral, que a su vez incitaba al descontento social, y por ende esto podría provocar sublevaciones que desembocarían en hechos considerados por nuestro derecho positivo como delitos, y con ello, el colapso de toda la estructura social.
Con el ejemplo anterior he pretendido explicar, inmerso en mi momento sociocultural actual, la necesidad que tiene un jurista de conocer el mundo en todos los aspectos, para que su desenvolvimiento en la práctica jurídica pueda ser eficiente y no se susciten embrollos legaloides como los que en muchas partes del derecho mexicano positivo existen, como contradicciones sobremanera garrafales, que existen aún en nuestra Constitución Política.

Haciendo uso de la cultura que a mi edad he podido absorber y de un esfuerzo tenaz, he escrito esta breve introducción, esperando que no por sucinta peque de paupérrima.

Jesús Huerta Salinas

Ciudad Nezahualcóyotl, Edo. De México, a 17 de Noviembre de 2006.

Pensamiento puro

12 octubre

Pensamiento puro

Con el paso de los últimos meses he notado que mi capacidad y gusto por escribir ha ído incrementándose de manera considerable y aunque en ocasiones me sea imposible llevar a cabo alguna empresa que tenga que ver con lo literario, ya sea leer o escribir, me percato de que las ascuas de la inquietud por ello siempre prevalecen en mi. La agitada cotidianidad de la vida escolar pocas veces me deja una brecha recreacional para encausar como me gustaría toda la multiplicidad de intereses y proyectos que pretendo realizar con el paso del tiempo; es ahí cuando uno se percata de lo valioso que es el saber capitalizar el tiempo y de lo mucho que se puede hacer si no obstaculizamos la mente, como en ocasiones suele pasarme.
Asi mismo he reafirmado la postura que desde hace poco menos de un año había pretendido asumir: la de dejar atrás ciertas cosas que sentía estaban incompletas en mi formación, pues de querer llenar esas lagunas, el tiempo y mi capacidad se reducirían aún más, y no puedo dejar que la vida se me vaya en acaparar tanto, siempre debo tener presente el dicho " el que mucho abarca poco aprieta", no obstante eso no significa que no trate de llenar un poco ese vacío paulatinamente y de manera más relajada, para no caer en una frustración innecesaria a mi temprana edad.
Quiero hacer tantas cosas, tal vez demasiadas. Hoy en el salón de clases me percaté de que sólo falta un mes para que termine el semestre y por cinco minutos quedé sumido en una especie de extraña depresión; cuando volteas a ver, la vida ya se te escapó. Y aunque no he experimentado la esfumación de mi vida, he visto muchos ejemplos de ello; en esos momentos reafirmo una promesa que me he hecho a mi mismo, un compromiso personal, nunca ser testigo de la dilapidación de mi vida.
Mis ideales no son vagos ni vanales, sé muy bien qué es lo que quiero y mi única responsabilidad es enfrentarme con la realidad en la que vivo, volverme parte de un todo, ser audaz y perseverante. En este sentido coincido con José Ortega y Gasset en que hay dos tipos de hombre: el que vive la vida como por inercia, que no se preocupa si no en la medida en que tiene que hacer un esfuerzo que le exija una circunstancia exterior, y el hombre que su vida es un constante esfuerzo, que tiene que dedicarla a proyectos que signifiquen un reto para él, y no es feliz sino se propone él mismo una meta grandiosa, fuera de lo normal, comprometido con su mundo, pero a la vez aventurero. algo que el hombre masa ( como el denomina al hombre que no tiene un espíritu emprendedor, sino al contrario, utilitarista y conformista ) nunca meditaría.
Muy frecuentemente bromeo con un amigo, cuando veo que sabe mucho sobre alguna materia, brota de él la sapiencia en determinado tema, le contesto: " Sabes mucho de esto, pero ¿ qué tanto sabes de la vida ? ".Más que una simple mofa o un comentario impertinente, es mi manera de decir, de expresar que en esta vida muy pocas cosas se pueden conocer y por eso debemos tener un espíritu universal; conocernos para llegar a un acuerdo con nosotros mismos, y poder fijar nuestra vista en un sólo rumbo, pero contemplando el paisaje de lo inmenso.

Jesús Huerta S.

Pensamiento X

28 septiembre

Pensamiento X

Las ojeras demacraban su rostro ya de por si delgado, deformándolo temporalmente a un aspecto casi calavérico, cuando por las tardes de esos fatigosos meses, contemplaba la nítida imagen de su persona, que el espejo del tocador devolvía. A menudo consideraba que la omnipresente oscuridad de su morada era la forma en que su mente percibía los estímulos externos y estos adoptaban esa peculiaridad, pero sólo como una amalgamación de su psique y su realidad, cuya distorsión hacían de su humanidad un costal de golpes emocionales y vejaba su desenvolvimiento habitual con la perturbación de las escasas horas de sueño, en donde las pesadillas, fruto de semi inconscientes preocupaciones albergadas en la cabeza del chico, turbaban su comportamiento diurno y su habilidad para poder mantener una balanza vital establecida esmeradamente a lo largo de muchos momentos de introversión que unas veces le confundían y otras tantas le despejaban.
Sus nervios se hacían añicos con el incesante tic- tac de un reloj que cargaba en la mano derecha en las horas de clase, anhelando el momento en que dieran las 13: 00 para escapar, para respirar, sentirse liberado de esa inexplicable opresión que sentía en su pecho, esa funesta sensación que hace que quiera echar a correr cuando observa como se mueve con hipnotizante pereza, la mandíbula de la profesora de las once de la mañana, repudiando el hastio en el que se encuentra sumido, del sopor que ocasionan sesenta letárgicos minutos de saliva gastada en discursos de cátedras sin sentido.


Corazón Llameante

Delirio y heridas

15 septiembre

Delirio y heridas

El papel que jugamos en la vida, que siempre trata de avasallarnos con todos los obstáculos a que nos enfrentamos, puede volvernos insensibles, indiferentes o bien, todo lo contrario, personas preocupadas por nuestros semejantes, tratando de dar lo mejor de nosotros para contribuir a mejorar la situación en esta vida. Son muchas las cosas que día a día pasan por nuestras mentes, pero a veces hay cierto tipo de personas a quienes toda esa gama de experiencias no les interesan, como aquellos que reniegan de sus emociones. Yo les preguntaría qué más se puede hacer en esta vida, si no es dar amor. La gente se olvida de eso, o tienen una falsa concepción de lo qué es, o simplemente no lo conocen, ¿ por qué ? porque en la vida tienes que trabajar, tienes que someterte a lo que digan otras personas, a lo que te imponga esa gente que frustrada a causa de la problemática diaria, fatigosa carga que hace que se olviden de otras cosas, como por ejemplo, amar, pero ellos son producto de problemas te toda índole, y no puedo juzgarlos, la vida nos juega diferente a cada persona, en todo caso ellos no tienen la culpa, la vida es así, pero eso no les da derecho a amargarte la existencia, y se tiene que luchar contra eso, no te dejan vivir, a pesar de lo difícil que son los problemas en el interior de uno mismo, tienes que lidiar con las descargas enfermizas de las personas a las que por cuestiones académicas, laborales o reverénciales, debes subyugarte y adaptarte, pero muchas veces te enfrentas a la irracionalidad ya que subconscientemente están resentidos y quieren volverte como ellos o simplemente hacerte sufrir, lo que resulta una tortura cuando eres una persona que tiene sentimientos, que cree en el cariño, el amor, y que la vida es tan efímera como para estar perdiendo el tiempo en memorizarte los artículos de un código mercantil. Esto no es un pensamiento normal, es un reclamo desesperado y colérico , un delirio, un grito con todo el coraje que emana de un corazón que está siendo envenenado, consumido y que día a día tiene que luchar contra eso, él mismo tiene que buscar el antídoto, la manera de sobrevivir y de no corromperse y asfixiarse al respirar la fetidez que despiden muchas almas putrefactas, de este mundo, en el cual cada día se hace más difícil la estadía, pero para eso busco siempre auto ayudarme, para así, proseguir con mi pelea cotidiana, pero sé que en el camino caeré muchas veces, que seré presa del pasado, y que saldré lastimado. Ahora sé que así será mi vida, un eterno batallar, sin cesar, escribo esto con mis sentimientos desgarrados, en un acto de impotencia, porque yo no puedo solo, y las lágrimas empiezan a salir de mis ojos, lágrimas de tristeza, ira, impotencia.

Alguna vez leí de una autora que en estos momentos no puedo recordar su nombre, que deberíamos escoger a un ser de entre tantos en el mundo, y amarlo, locamente, y en pocas palabras ella resumió lo que para mi significa la vida. Sin ese sentimiento no somos nada, nadie es nada, y cuando vas por la calle o en el trabajo y en el salón de clases, a alguna persona de esas que dice que el amor no existe, no me queda nada más que compadecerme de ellos, porque quien dice eso, es alguien que no tiene la capacidad para hacer nacer ese sentimiento, para cultivarlo y cuidarlo. Desgraciadamente son muchos los que piensan así y otros más se parecen a ellos. Este tipo de mentalidad se contrapone con lo que yo creo, y así, los pobres hombres que conciben una vida así, suplen esa oquedad de ese aspecto de su vida, lo rellenan con actitudes obstaculizadoras para aquel que apenas en su camino puede descubrir la maravilla o la decepción en la vida, ese tipo de mentalidad es una luz cegadora de elementos vitales en los seres humanos, y mientras la sociedad está en una degradación terrible.
No me siento a salvo, me pesa mucho ser un tipo tan sentimental y algunas veces tener que ocultarlo porque el rigor de las cosas hace que tengas que ocultar tu verdadera forma.
Quiero salvar el amor que le tengo a una persona muy especial, aunque llegue a tener errores y por momentos mi vista se nuble y la esperanza desaparezca, siempre permaneceré en pie.

Los demonios se engendran en el exterior, pero siempre buscarán habitar en nuestros corazones, y ahí libraremos una batalla por tratar de evitarlo, estaremos siempre al borde de un vacío de fría negrura. Tenemos que arriesgar y no caer en el abismo, en el tiempo que nos quede de vida. . .

Escribir

27 agosto

Escribir

El acto de escribir en situaciones en que la vida nos confina a un estado de abatimiento moral o físico, representa un esfuerzo intelectual titánico por tratar de depurar aquellas sensaciones y pensamientos potencialmente perturbadores que se encuentran turbiamente estancados en los lindes de la cordura humana. Con el tiempo y con la práctica frecuente se va formando un hábito y una necesidad que impera de forma constante en las mentes que quieren ver más allá de lo que la inapetente realidad les ofrece para hallar una desembocadura al torrente de pasiones que con el palpitar de su existencia van acumulando, y al mismo tiempo, cuando aprendemos a corporeizar nuestras ideas a través de la mágica y maravillosa palabra, inconcientemente nos convertimos en artistas, entendiendo como artista a quien por algún medio que implique agudeza sensitiva y madurez cultural e intelectual, logra de manera armoniosa la canalización de sus más íntimos pensares.

La gestación de esta inquietud tiene como principio fundamental la expresión de la percepción individual de la vida, pero a mi modo de ver, va adquiriendo una doble significación, ya que si bien es cierto que lo hacemos porque es una sutil y muy peculiar manera de desahogo, también buscamos esperanzados la comprensión y valoración de otros seres que logren sentirse identificados con uno mismo y así, construir sobre cimientos de inspiración un refugio de calidez fraternal en donde nuestros corazones se proporcionen unos a otros el consuelo vigorizante que los reavive en su perenne odisea a través de los brumosos caminos de la aventura de la vida.


Jesús Huerta

Para Ella

Para Ella

12 de Agosto de 2006, 03: 19 a.m.

He probado, he degustado el amor, habito en esta esfera de hermosa ensoñación que me alimenta y vivifica en cada momento de la convalecencia eterna de la vida, pues de su aura clemente propaga esperanza y provoca mi llanto en una dulce agonía.

Te Amo, Sarai.

Él

Él
10 de Junio de 2006, 11: 36 p.m.
Las lluviosas tardes en que solía sentarse de manera solitaria sobre el concreto que formaba parte del cuadrado tragaluz que emergía desde uno de los costados de la azotea de aquella casa ( el no la consideraba " suya" ) en donde durante poco menos de cuatro años, se había visto obligado a vivir por circunstancias que el prefería dejar enterradas en el olvido, las dedicaba a descansar y procurarse un estado de relajamiento frecuentemente confundido por algún miembro de la familia que tuviera la ocurrencia de subir a donde se encontraba él, con un sentimiento de melancolía que les hacía suponer un carácter depresivo como componente de la personalidad del joven y soñador, aunque un poco ingenuo estudiante del primer año de la carrera de leyes, suposición que ciertamente podía considerarse coherente, ya que su semblante meditabundo daba esa impresión a cualquiera que no estuviera " desconectado " de la realidad, de su realidad, la misma que en ocasiones puede provocar la asfixia de las personas que carecen de un equilibrio espiritual, las mismas personas que erróneamente conciben a la vida como una cadena cuyos eslabones siempre han de ser aspiraciones monetarias, sometimientos laborales tensionantes aliviados a través de distracciones excesivas y degradantes, esas vidas errantes en el tiempo y en el espacio, vagando entre la penumbra de la mediocridad, inventando un sentido quincenal a su realidad.
Y una contienda tan singular tomaba juego en buena parte de sus meditaciones, al tiempo que lamentaba los errores de su pasado, y trataba en vano de mitigarlos con los aciertos de su presente, cayendo siempre en la cuenta de que lo sucedido debía tomarlo como un proceso de aprendizaje que le había ayudado a identificar las decisiones que de ese momento en adelante optaría por llevar a cabo.

El Comienzo

El Comienzo
28 de Mayo de 2006, 7: 29 a.m.
No sé como empezar éstas líneas o qué es exactamente lo que quiero plasmar , así que creo que dejaré que mis sentimientos y mis emociones broten libremente y le sirvan de hilo narrativo a toda esa densa nebulosa de sensaciones que yacen dentro de mi.
Siempre he pensado que en la existencia de las personas hay una razón para todo, una máxima que produce esa inquietud característica e innata del ser humano para desear y alcanzar determinados propósitos en el transcurso de nuestra vida y entre mejor conozcamos lo que somos y lo que queremos más posibilidades tenemos de lograr la realización de los ideales que se anhelan.
Por supuesto que hay una razón para que me haya despertado a las dos de la madrugada, prender la luz, hacer ruido suficiente como para provocar la comprensible irritación de mis padres ante las ya muy frecuentes manifestaciones de saludable noctambulismo de su hijo mayor, presionar el botón de encendido de mi computadora y ponerme a reflexionar como nunca lo he hecho, a grado tal que me encuentro por primera vez escribiendo fervientemente, motivado por un tipo de sentimiento que no imaginé experimentar con tanta intensidad a tan temptrana edad y con la conciencia plena de que sé exactamente lo que es y que en el principio, cuando sentí que afloraba en mi mente y en mi corazón me mostré temeroso y desconfiado, pero también emocionado y ansioso, (reacciones típicas ante lo inexplicablemente sublime) , no sabía hacia a que, o al menos aún no llegaba el momento en el que me podía dar cuenta de su importancia en mi presente y de su trascendencia para el porvenir.
Ya pasan de las seis y puedo ver por la ventana que comienza a amanecer. Espero tener tiempo suficiente para retomar la redacción de este . . . ¿ cómo llamarlo? . . . de este momento de comprensión, de este comienzo nunca esperado, al que no puedo más que abrazarlo.