Pensamiento puro
Con el paso de los últimos meses he notado que mi capacidad y gusto por escribir ha ído incrementándose de manera considerable y aunque en ocasiones me sea imposible llevar a cabo alguna empresa que tenga que ver con lo literario, ya sea leer o escribir, me percato de que las ascuas de la inquietud por ello siempre prevalecen en mi. La agitada cotidianidad de la vida escolar pocas veces me deja una brecha recreacional para encausar como me gustaría toda la multiplicidad de intereses y proyectos que pretendo realizar con el paso del tiempo; es ahí cuando uno se percata de lo valioso que es el saber capitalizar el tiempo y de lo mucho que se puede hacer si no obstaculizamos la mente, como en ocasiones suele pasarme.
Asi mismo he reafirmado la postura que desde hace poco menos de un año había pretendido asumir: la de dejar atrás ciertas cosas que sentía estaban incompletas en mi formación, pues de querer llenar esas lagunas, el tiempo y mi capacidad se reducirían aún más, y no puedo dejar que la vida se me vaya en acaparar tanto, siempre debo tener presente el dicho " el que mucho abarca poco aprieta", no obstante eso no significa que no trate de llenar un poco ese vacío paulatinamente y de manera más relajada, para no caer en una frustración innecesaria a mi temprana edad.
Quiero hacer tantas cosas, tal vez demasiadas. Hoy en el salón de clases me percaté de que sólo falta un mes para que termine el semestre y por cinco minutos quedé sumido en una especie de extraña depresión; cuando volteas a ver, la vida ya se te escapó. Y aunque no he experimentado la esfumación de mi vida, he visto muchos ejemplos de ello; en esos momentos reafirmo una promesa que me he hecho a mi mismo, un compromiso personal, nunca ser testigo de la dilapidación de mi vida.
Mis ideales no son vagos ni vanales, sé muy bien qué es lo que quiero y mi única responsabilidad es enfrentarme con la realidad en la que vivo, volverme parte de un todo, ser audaz y perseverante. En este sentido coincido con José Ortega y Gasset en que hay dos tipos de hombre: el que vive la vida como por inercia, que no se preocupa si no en la medida en que tiene que hacer un esfuerzo que le exija una circunstancia exterior, y el hombre que su vida es un constante esfuerzo, que tiene que dedicarla a proyectos que signifiquen un reto para él, y no es feliz sino se propone él mismo una meta grandiosa, fuera de lo normal, comprometido con su mundo, pero a la vez aventurero. algo que el hombre masa ( como el denomina al hombre que no tiene un espíritu emprendedor, sino al contrario, utilitarista y conformista ) nunca meditaría.
Muy frecuentemente bromeo con un amigo, cuando veo que sabe mucho sobre alguna materia, brota de él la sapiencia en determinado tema, le contesto: " Sabes mucho de esto, pero ¿ qué tanto sabes de la vida ? ".Más que una simple mofa o un comentario impertinente, es mi manera de decir, de expresar que en esta vida muy pocas cosas se pueden conocer y por eso debemos tener un espíritu universal; conocernos para llegar a un acuerdo con nosotros mismos, y poder fijar nuestra vista en un sólo rumbo, pero contemplando el paisaje de lo inmenso.
Jesús Huerta S.
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