sábado, 7 de abril de 2007

Pensamiento X

28 septiembre

Pensamiento X

Las ojeras demacraban su rostro ya de por si delgado, deformándolo temporalmente a un aspecto casi calavérico, cuando por las tardes de esos fatigosos meses, contemplaba la nítida imagen de su persona, que el espejo del tocador devolvía. A menudo consideraba que la omnipresente oscuridad de su morada era la forma en que su mente percibía los estímulos externos y estos adoptaban esa peculiaridad, pero sólo como una amalgamación de su psique y su realidad, cuya distorsión hacían de su humanidad un costal de golpes emocionales y vejaba su desenvolvimiento habitual con la perturbación de las escasas horas de sueño, en donde las pesadillas, fruto de semi inconscientes preocupaciones albergadas en la cabeza del chico, turbaban su comportamiento diurno y su habilidad para poder mantener una balanza vital establecida esmeradamente a lo largo de muchos momentos de introversión que unas veces le confundían y otras tantas le despejaban.
Sus nervios se hacían añicos con el incesante tic- tac de un reloj que cargaba en la mano derecha en las horas de clase, anhelando el momento en que dieran las 13: 00 para escapar, para respirar, sentirse liberado de esa inexplicable opresión que sentía en su pecho, esa funesta sensación que hace que quiera echar a correr cuando observa como se mueve con hipnotizante pereza, la mandíbula de la profesora de las once de la mañana, repudiando el hastio en el que se encuentra sumido, del sopor que ocasionan sesenta letárgicos minutos de saliva gastada en discursos de cátedras sin sentido.


Corazón Llameante

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